Sinceramente, esperaba que alguna o alguno de vosotros contestaran respecto de mi invitación sobre la amistad. Vuestras experiencias son muy importantes y no sólo para mí. Lo que no sospechaba es que hayáis sido tan generosos. En total, siete habéis decidido contarme algo de lo vuestro relacionado con la amistad. El cómo os ha ido y el cómo lo lleváis ha sido contundente y desde luego muy clarificadores. En algunos de los relatos me he visto reflejado y me ha servido para aceptar definitivamente que no estamos solos y que nos parecemos entre nosotros más de lo que pensamos.
Comenzamos con José Luis, desde Granada, dice que lo de la amistad sigue siendo para él “algo empírico que en contadas ocasiones me ha servido para prosperar socialmente, pero te puedo asegurar que las experiencias que he vivido, especialmente en mi etapa universitaria, no me han servido de mucho. Hoy vivo en pareja y, sin embargo, sigo echando de menos la soledad que tanto bien me hace. Somos un par de dos muy especiales y tenemos muy claro lo del respeto por los espacios del otro, y quizá por eso seamos felices a nuestra manera. La amistad fue un descubrimiento muy importante para mí, aunque hoy no la echo de menos”.
Ahora es el turno de Josefina Aranda, que vive en Andújar “desde hace poco y procedo de la provincia de Ciudad Real. Trabajo en una empresa mediana y he encontrado en ella una sangrante pobreza con respecto a la amistad. Mi experiencia hasta ahora había sido positiva y te aseguro Juan que, después de algunos momentos desagradables ligados a una amistad interesada de algunos compañeros, he decidido recuperar mi soledad y dedicarme por completo a mí misma. Por el momento me ha servido para conocer mejor el entorno, el parque natural y las ciudades de alrededor. Esto no quiere decir que me haya cerrado en banda y no quiera saber nada de la amistad y sus indudables beneficios, pero sí que cuidaré con mimo con quiénes me relacionaré a partir de ahora”.
Por lo que me cuenta José Manuel Pontiveros, también desde Andújar, entiendo que es un caso contrario a los expuestos, ya que lo que él entiende al menos por amistad lo disfruta y lo vive con intensidad. “Mis amigos son los mismos de siempre, casi desde el colegio, y por el momento ninguno de ellos me ha fallado. Comprendo a los que aseguran que la amistad es algo etéreo y que se sufre más que se disfruta, pero en mi caso te puedo asegurar que es todo lo contrario. Es más, no sería capaz de estar mucho tiempo sin los colegas con los que me trato habitualmente y con los que disfruto muchísimo. Ahora mismo, por ejemplo, preparamos la romería de este año, y no dudes que nos lo pasaremos muy bien. ¡Ah!, por ahora ninguno de nosotros tiene amiga o novia. No sé si te servirá de algo este dato”.
Manuel Contreras, desde Villa del Río tiene una experiencia excepcional: “Te aseguro que lo mío es para compartirlo y para que les sirva a quienes lean mi carta. Resulta que tenía un amigo desde que era un chaval. Con él he vivido momentos realmente extraordinarios a todos los niveles, desde juergas estudiantiles a instantes en los que la amistad era necesaria para superarlos, como es el caso del fallecimiento de un familiar mío. Con el paso de los años, ambos nos casamos y somos padres de dos hijos. Felices por demás, nos veíamos poco, pero nos veíamos. Desde hacía un tiempo lo notaba raro conmigo, extraño, como interesado en alejarse de mí. Cuando conocí la razón te prometo que me hundí. De hecho, hoy, después de dos años, aún ando con la pena en el alma. No sólo lo perdí a él como amigo, sino también a mi mujer, porque me separé cuando supe que vivían un romance desde hacía tiempo. Supongo que entenderás por qué lo de la amistad es para mí, al menos por ahora, una utopía”.
Desde Andújar, “una romera” me cuenta que la amistad es para ella algo grande y extraño al mismo tiempo, “porque a veces no la entiendo, sobre todo cuando usando de ella compruebo cómo algunos de los míos abusan de mis influencias para obtener algo. Y no es que yo sea importante, pero sí los ambientes en los que me muevo. Por eso creo que, entre los muchos amigos y amigos que poseo, no faltan los que sólo buscan trepar a mi costa. Así, te repito que disfruto con la amistad que me ofrecen, aunque no puedo evitar no creer en ella ciegamente. Y eso me perjudica y me daña”. “Para mí, la amistad es algo inconmensurable. Es una bendición divina de la que desgraciadamente no todos podemos disfrutar. La amistad, no obstante, es algo que hay que buscar y que, una vez que la tienes, debes mantenerla a toda costa, quizá lo más difícil, ya que exige dedicación y esfuerzo. A las amigas y amigos hay que regarlos diariamente como las flores, y vigilar que nada ni nadie les haga daño”.
Josefa Piedrahita, desde Madrid, añade que “en Andújar tengo una amiga y gracias a ella sé de vosotros y de vuestra tarea radiofónica, y os puedo asegurar que desde hace dos años, justo el tiempo que hace que nos conocemos, procuro no faltar un fin de semana en vuestra ciudad. Y si no me es posible, es ella la que viene a verme. Y soy muy feliz”.
Por último, desde Andújar de nuevo, Pablo Márquez, que dice tener 34 años, nos cuenta que para él la amistad ha sido quizá “el mejor descubrimiento de mis últimos años, porque yo siempre había creído que tener amigas y amigos era algo que no podía permitirme. Aún hoy no sé las razones que me apartaban de los chicos y chicas próximos a mis estudios y trabajo, pero te puedo asegurar que tampoco sufría. Si me ocurriera ahora te aseguro que lo pasaría realmente mal. La amistad es un valor estable que te permite desenvolverte con más seguridad en la vida, y más para como están las cosas ahora. A los que no hayan tenido aún la experiencia de conocer a gentes afines, animarles a que las busquen, porque estar, están”. paga34@gmail.com