lunes, 5 de julio de 2010

PARA QUE CONOZCÁIS MÁS MI CIUDAD Y QUIÉNES LA RIGEN



Hace tiempo que quería contaros que Andújar es una ciudad muy parecida a cualquier otra de similares características. Evidentemente, tiene sus cualidades y diferencias, pero en general no podemos decir que sea original. De hecho, se parece a todas aquellas con problemas de tráfico, y muy especialmente en lo que respecta a aparcamientos, tanto en superficie como subterránea. Quizá por eso, porque el problema viene de lejos, cuando el actual equipo de gobierno se hizo cargo de la ciudad, hace ahora siete años, no tardó en usar esta deficiencia tanto para menospreciar el trabajo realizado por los anteriores regidores como para conseguir de la ciudadanía apoyo incondicional, especialmente entre los comerciantes del centro, que vienen quejándose de esta necesidad podemos decir que desde siempre.

Todo empezó con el anuncio, por supuesto no exento de bombo y platillo, que es como gusta a nuestra primera autoridad hacer las cosas que no tiene intención de realizar, de que se construiría un gran aparcamiento en la plaza de España, que, para quienes no conozcáis Andújar, es la zona más emblemática de la ciudad y que acoge a edificios tan emblemáticos como la Casa Consistorial y la iglesia de san Bartolomé. Y precisamente porque estos dos hermosísimos ejemplos de la arquitectura de los siglos XVI y XVIII peligraban, desde la Junta de Andalucía, luego de los habituales cambios de impresiones y análisis de los informes que se presentaban desde el Ayuntamiento, que por cierto mandó realizar el obligatorio e imprescindible estudio geotécnico en esta plaza mucho después de anunciar la buena nueva, decidió que negaba la realización de la obra por objetivo peligro de derrumbamiento de la totalidad de la plaza. Por supuesto, la decisión le vino al gobierno municipal como anillo al dedo, ya que a partir de ese momento tenía una referencia permanente para criticar a la Junta y culparla de no equipar a la ciudad con un aparcamiento en pleno centro. De hecho, hace sólo tres días volvió sobre el asunto y dejó claro de quién era la responsabilidad, pero desde luego que no suya.

No tardó en aparecer el alcalde en rueda de prensa anunciando otro aparcamiento. En esta ocasión, aunque la iniciativa era privada, volvió a hacerla suya en un claro intento de sacar rendimiento electoral. La idea era construirlo también en el centro de la ciudad, concretamente en la calle Juan Robledo, en un viejo solar en el que el Ayuntamiento tenía unos metros cuadrados que, a cambio de unos plazas de aparcamiento, cedía a la empresa. Luego, el paso del tiempo no es que haya rebajado la ilusión del momento, sino que desde lejos huele más a una operación urbanística que a lo que se dijo en el primer momento. La realidad es que no se ha colocado ni un ladrillo y que, según la primera autoridad local, que lo mismo sirve para un roto que un descosido, todo se debe a la mala situación económica que atravesamos, aunque si de verdad hubiera existido intención de hacerlo les habría sobrado tiempo.

Las dos construcciones coinciden en que su ubicación no era la más adecuada y de ir contracorriente con respecto a la tendencia general capitaneada por otras ciudades, según la cual los aparcamientos disuasorios, que son los que se construyen a la entrada/salida de las ciudades, son los adecuados o idóneos, por mantener a los vehículos alejados de los centros comerciales asegurando así el ir y venir de las personas. Seguiremos informando.